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Episode 117: Neuropathy: A Non-motor Symptom of Parkinson’s Disease

Neuropathy is a broad category of non-motor symptoms of Parkinson’s disease (PD), basically resulting from damage or dysfunction of one or more nerves. It typically may result in numbness, tingling (“pins and needles”), pain, or weakness in the area served by the specific nerve or nerves. Some pain sensations may be sharp, burning, or throbbing. According to the Cleveland Clinic, about 25% to 30% of Americans will be affected by some degree of neuropathy over their lives, especially as they age. Common risk factors are diabetes, metabolic syndrome, heavy alcohol use, as well as tasks requiring repetitive motions. Neuropathies frequently start in the hands or feet but may occur in other body sites as well.

Neuropathy occurs more frequently among people with PD compared to those without PD, and the reasons are not entirely clear. PD itself may be a factor in neuropathy, and levodopa may contribute to lower vitamin B12 levels, leading to neuropathy. However, not all neuropathies experienced by people with PD are necessarily part of the disease or its treatment, so it is important to have a good medical work-up to determine the cause of the symptoms, some of which may be treatable.

Nurse Practitioner Ellen Walter, MSN, CNP works in the Movement Disorders Section of the Center for Neurological Restoration at the Cleveland Clinic in Ohio, a Parkinson’s Foundation Center of Excellence. In this episode, she identifies the general kinds of neuropathies and then focuses on peripheral neuropathies and why it is important to try to identify their causes as a possible path to treatments.

Released: November 30, 2021

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Expert Briefing: Sights, Sounds and Parkinson's

February 2, 2022

As we grow older, it is normal to experience age-related vision and hearing changes. However, for people with Parkinson’s disease (PD), difficulties related to the eyes and vision as well as hearing loss often progress alongside other PD symptoms. Learn more about how changes in vision, hearing as well as other senses including taste and smell impact people with Parkinson’s and how to cope with these changes.

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Presenters

Ali G. Hamedani, MD, MHS
Assistant Professor of Neurology
Divisions of Neuro-Ophthalmology and Movement Disorders
Perelman School of Medicine, University of Pennsylvania

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Expert Briefing: Conversations About Complementary Therapies and Parkinson's Disease

March 2, 2022

People with Parkinson’s disease (PD) who seek relief from movement and non-movement symptoms may decide to explore complementary therapies that can support more traditional treatments. There are many kinds of therapies — from Mind-body applications or acupuncture to herbal supplements — that may help maximize quality of life. Learn more about how to communicate the use of these therapies with your care providers for optimal outcomes.

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Presenter

 

Natalie Diaz, MD
Neurology, Pacific Movement Disorders Center
Pacific Neuroscience Institute

Fact Sheets

El Dolor en la Enfermedad de Parkinson

Para la mayoría de las personas con la enfermedad de Parkinson (EP, o PD, por sus siglas en inglés), las preocupaciones más serias son con el sistema motor: rigidez, lentitud de movimiento, problemas de escritura y coordinación, escasa movilidad y falta de equilibrio.

Las descripciones de la EP no suelen incluir menciones del dolor, sin embargo, cuando se les interroga detalladamente, más de la mitad de las personas con Parkinson han experimentado síntomas dolorosos y varias formas de incomodidad física. La mayoría de las personas experimentan dolor, rigidez, entumecimiento y hormigueo en el algún punto del curso de la enfermedad. Para algunos de ellos, el dolor y la incomodidad son tan severos que eclipsan a los otros problemas causados por la enfermedad. Este artículo aborda estos síntomas de la EP que suelen pasarse por alto, y describe una estrategia para diagnosticar y tratar varios síndromes dolorosos que pudieran ocurrir.

El dolor se describe en los textos como una experiencia desagradable asociada con una lesión física o un daño de tejidos. Por supuesto, el dolor puede surgir en cualquier parte del cuerpo. Se da por entendido que las personas con Parkinson están sujetas a los mismos trastornos dolorosos — cardíacos, gastrointestinales, reumatológicos, entre otros — que quienes no tienen la enfermedad. Esta discusión se centrará en el dolor que está relacionado directamente con la enfermedad de Parkinson en sí misma.

Los síndromes dolorosos y molestos en el Parkinson por lo general surgen de una de estas cinco causas: (1) un problema musculoesquelético relacionado con la mala postura, la inadecuada función mecánica o el desgaste o desgarramiento físico, (2) el dolor en los nervios o las raíces nerviosas, por lo general relacionado con la artritis en el cuello o la espalda; (3) el dolor por distonía, torsión constante de un grupo de músculos o parte del cuerpo en una postura forzada; (4) la incomodidad debida a la inquietud extrema y (5) un raro síndrome doloroso conocido como dolor “primario” o “central” que surge del cerebro.

Se requiere habilidad para diagnosticar y experiencia clínica para determinar la causa del dolor en alguien con EP. La herramienta de diagnóstico más importante es la historia clínica del paciente. ¿Dónde está el dolor? ¿Cómo se siente? ¿Este dolor se irradia? ¿Cuándo ocurre durante el día? ¿Ocurre con relación a alguna actividad en particular? Quizás la tarea más importante para las personas con Parkinson que experimentan dolor es describir con la mayor precisión que puedan si los medicamentos inducen, agravan o alivian su dolor. Para ayudar al médico a diagnosticar el dolor, consulte el listado de preguntas del recuadro de la página anterior.

Dolor musculoesquelético

Las articulaciones y los músculos adoloridos son particularmente comunes en la EP. La rigidez, la falta de movimiento espontáneo, las anormalidades en la postura y las tensiones mecánicas inadecuadas contribuyen al dolor musculoesquelético en la EP. Una de las quejas musculoesqueléticas más comunes es la rigidez en los hombros, algunas veces llamado “hombro congelado” o frozen shoulder en inglés (este de hecho puede ser el primer signo de la EP). El dolor de cadera, el dolor de espalda y el dolor de cuello son todos dolores comunes en la EP. Con la inmovilidad prolongada de una de las extremidades, pueden ocasionalmente desarrollarse tendones en forma de banda, denominados contracturas, por lo general en las manos o los pies; un ejemplo es la contractura de la mano en puño que puede ocurrir tras una flexión prolongada de los dedos.

Un diagnóstico preciso de dolor musculoesquelético se basa en la revisión cuidadosa de la historia clínica y un examen físico que tenga en cuenta la postura, la rigidez de las extremidades y el tronco, así como el modo de andar. Ocasionalmente puede ser desafiante distinguir entre el dolor de espalda debido a la EP y el causado por la artritis o la escoliosis. Ocasionalmente, se requieren otras pruebas tales como radiografías, un escáner de los huesos, ecografías y exámenes reumatológicos u ortopédicos. El tratamiento adecuado para el dolor musculoesquelético en la EP depende de la causa del dolor. Si el dolor es el resultado de la excesiva inmovilidad o rigidez, el médico podría recetar terapia dopaminérgica, fisioterapia y un programa de ejercicios. Si el tratamiento tiene éxito, los pacientes deben continuar con un programa de ejercicios que haga fuerte énfasis en el rango de movimiento, para prevenir el desarrollo de problemas musculoesqueléticos en el futuro.

10 Preguntas que su médico le hará acerca del dolor:

  • ¿Dónde está localizado el dolor?
  • ¿Cómo se siente el dolor?
  • ¿El dolor irradia a alguna otra parte?
  • ¿Cuándo se presenta el dolor?
  • ¿Tiene usted dolor continuo, o solo a ciertas horas?
  • ¿Se presenta el dolor en relación con alguna actividad en particular?
  • ¿Qué alivia el dolor?
  • ¿Qué empeora el dolor?
  • ¿Su medicación antiparkinsoniana le alivia el dolor?
  • ¿Tiene usted artritis?

Dolor radicular y neuropático

El dolor que se siente cerca de un nervio o a una raíz nerviosa se describe como dolor neuropático y radicular. El clásico síndrome de dolor en una raíz nerviosa es la ciática, causado por la compresión o inflamación de la raíz lumbar L5. Los pacientes suelen describir el dolor como agudo, o una sensación relampagueante que se irradia hacia el final de la extremidad. Por supuesto, cualquier nervio o raíz nerviosa está sujeto a lesión o compresión. Se requiere una cuidadosa evaluación neurológica para confirmar la ubicación del nervio o raíz nerviosa involucrado, y para determinar la causa del problema. El dolor radicular suele tratarse con éxito con programas de movilidad y medicamentos para el dolor (analgésicos), y rara vez requiere cirugía.

Dolor asociado con la distonía

Los espasmos distónicos están entre los síntomas más dolorosos que una persona con EP puede experimentar. El dolor surge de los continuos movimientos severos, y con fuerza, de retorcimiento o torsión, así como de las posturas a las que se denominan distonía. Este tipo de espasmos musculares son muy diferentes de los movimientos repetitivos y oscilatorios descritos como discinecias, los cuales no son dolorosos. La distonía en la EP puede afectar las extremidades, el tronco, el cuello, la lengua, la quijada, los músculos deglutorios (que ayudan a tragar) y las cuerdas vocales. Una forma común de distonía en la EP involucra los pies y los dedos de los pies, los cuales se pueden crispar o enroscar dolorosamente. La distonía también puede hacer que el brazo se contraiga detrás de la espalda o hacer que la cabeza avance hacia el pecho.

El paso más importante en la evaluación de la distonía dolorosa es establecer su relación con la medicación dopaminérgica. ¿Se presenta la distonía cuando el medicamento está en su efecto máximo? ¿O se presenta como un fenómeno de “wearing off”, cuando empiezan a desvanecerse los efectos del medicamento al final de la dosis? Las respuestas a estas preguntas por lo general clarificarán la naturaleza y el momento de la distonía, y determinarán su tratamiento. La distonía más dolorosa representa un fenómeno parkinsoniano de “off”, y se presenta temprano en la mañana o durante las crisis de agotamiento del medicamento. En caso de incertidumbre, el neurólogo debe observar al paciente en el consultorio durante un período de siete horas para poder apreciar la relación entre la distonía y el ciclo del medicamento.

En términos del tratamiento, la distonía del despertar suele aliviarse con la actividad física, o con la primera dosis de la medicación dopaminérgica, bien sea de levodopa (Sinemet®) o de un agonista de la dopamina. Cuando la distonía ocurre a causa del agotamiento del efecto de la medicación (fin de dosis), el problema puede corregirse acortando el período de “off”. En algunos pacientes, la distonía es tan severa que puede requerirse una inyección subcutánea de apomorfina, que hace efecto en minutos. Los individuos con una distonía intratable podrían beneficiarse de una estimulación cerebral profunda, un procedimiento neuroquirúrgico que involucra la implantación y activación de electrodos en el cerebro.

Pocos pacientes experimentan espasmos distónicos como resultado de la medicación. Cuando toman su levodopa, estos pacientes experimentan muecas faciales de tipo distónico o incómodas posturas en las extremidades. La estrategia estándar de tratamiento para estos individuos es reducir la cantidad de dopamina, y algunas veces sustituirla por un agente menos potente, o agregar medicación para la distonía, como la amantadina.

Acatisia

Ninguna discusión sobre las incomodidades físicas en la EP sería completa sin mencionar la acatisia, o inquietud extrema (incapacidad de estar quieto), una queja frecuente y potencialmente discapacitante. Algunos pacientes con acatisia parkinsoniana son incapaces de sentarse quietos, acostarse en una cama, conducir un automóvil, comer en una mesa o asistir a una reunión de tipo social. A consecuencia de la acatisia, los pacientes pueden perder el sueño o aislarse socialmente. En aproximadamente la mitad de los casos de acatisia parkinsoniana, los síntomas fluctúan con los medicamentos y suelen aliviarse con tratamiento dopaminérgico adicional.

Síndrome de dolor central

El síndrome de dolor más alarmante en los pacientes con EP es también uno de los más raros, el “dolor central.” Esta aflicción — la cual se presume que es consecuencia directa de la enfermedad misma, y no el resultado de la distonía o de un problema musculoesquelético — ha sido descrito por los pacientes como una rara sensación de punzadas inexplicables, ardor y quemazón, a menudo en una distribución inusual en el cuerpo: en el abdomen, el pecho, la boca, el recto o los genitales. El tratamiento del dolor central en la EP es desafiante, y por lo general comienza con los agentes dopaminérgicos. Los analgésicos convencionales, los opiáceos, los antidepresivos y los medicamentos potentes para la psicosis como la clozapina, también pueden ser útiles en el tratamiento del dolor central.

Depresión y dolor

Hace tiempo que se sabe que el dolor crónico puede inducir a la depresión, y que los pacientes deprimidos con frecuencia experimentan dolor. Las personas con EP tienen de por sí un riesgo mayor que el promedio de desarrollar depresión, lo que ocurre en un 40 por ciento de los pacientes en algún momento de la enfermedad. Es por lo tanto importante que en cualquier evaluación del dolor en un individuo con EP se tenga en cuenta la posibilidad de que contribuya la depresión, la cual podría requerir tratamiento.

Muchos pacientes con EP experimentan dolor en algún momento de su enfermedad. Esta queja suele pasarse por alto debido a que la EP es primordialmente un trastorno motor. Sin embargo, para una minoría de los pacientes, el dolor y la incomodidad pueden ser tan debilitantes que dominan el panorama clínico.

Por lo tanto es importante que los individuos que experimentan dolor discutan el problema con sus neurólogos. Una revisión cuidadosa de la historia y examen clínico — incluyendo, en algunos casos, pruebas adicionales de diagnóstico — puede ayudar a determinar la causa del dolor. Dependiendo de la categoría del síntoma doloroso — musculoesquelético, dolor de los nervios o las raíces nerviosas, espasmos musculares distónicos, acatisia o dolor central — suele ser posible para el médico diseñar un plan eficaz de tratamiento.

Llame a nuestra línea de ayuda, 1-800-4PD-INFO (473-4636), para aprender más.

Fact Sheets

10 Early Signs of Parkinson's Disease

This short brochure describes ten symptoms that may be early signs of Parkinson’s disease. Each symptom of concern is listed along with ‘What is normal’. If you have more than one symptom, you may want to visit your doctor.

It can be hard to tell if you or a loved one has Parkinson’s disease (PD). PD is a neurodegenerative disorder that predominately affects dopamine-producing (“dopaminergic”) neurons in a specific area of the brain called the substantia nigra. Symptoms generally develop slowly over years and the progression of symptoms is often different from one person to another due to the diversity of the disease.

What follows is a list of 10 early signs of Parkinson’s disease. No single one of these signs means you should worry about having PD, but if you have more than one sign, you should consider making an appointment to talk to your doctor.

Tremor

Have you noticed a slight shaking or tremor in your finger, thumb, hand or chin? A tremor, while at rest, is a common early sign of PD.

What is normal?

Shaking can be normal after lots of exercise, if you are stressed or if you have been injured. Shaking could also be caused by a medicine you take.

Small Handwriting

Has your handwriting gotten much smaller than it was in the past? You may notice that your letter sizes are smaller and the words are crowded together. A change in handwriting may be a sign of PD called micrographia.

What is normal?

Sometimes writing can change as you get older, if you have stiff hands or fingers or poor vision

Constipation

Do you have trouble moving your bowels without straining every day? Straining to move your bowels can be an early sign of PD and you should talk to your doctor.

What is normal?

If you do not have enough water or fiber in your diet, it can cause problems in the bathroom. Also, some medicines, especially those used for pain, will cause constipation. If there is no other reason such as diet or medicine that would cause you to have trouble moving your bowels, you should speak with your doctor.

Loss of Smell

Have you noticed you no longer smell certain foods very well? If you seem to have more trouble smelling foods like bananas, dill pickles or licorice, you should ask your doctor about PD.

What is normal?

Your sense of smell can be changed by a cold, flu or a stuffy nose, but it should come back when you are better.

Trouble Sleeping

Do you thrash around in bed or act out dreams when you are asleep? Sometimes your spouse will notice or will want to move to another bed. Sudden movements during sleep may be a sign of PD.

What is normal?

It is normal for everyone to have a night when they ‘toss and turn’ instead of sleeping. Similarly, quick jerks of the body when falling asleep or when in lighter sleep are common and often normal.

Dizziness or Fainting

Do you notice that you often feel dizzy when you go from sitting down to standing up? Feeling dizzy or fainting can be a sign of low blood pressure and can be linked to PD.

What is normal?

Everyone has had a time when they stood up and felt dizzy, but if it happens on a regular basis you should see your doctor.

Stooping or Hunching Over

Are you not standing up as straight as you used to? If you or your family or friends notice that you seem to be stooping, leaning or slouching when you stand, it could be a sign of PD.

What is normal?

If you have pain from an injury or if you are sick, it might cause you to stand crookedly. Also, a problem with your bones can make you hunch over.

Trouble Moving or Walking

Do you feel stiff in your body, arms or legs? Have others noticed that one or both of your arms doesn’t swing like it used to when you walk? Sometimes stiffness goes away as you move. If it does not, it can be a sign of PD. An early sign might be stiffness or pain in your shoulder or hips. People sometimes say their feet seem “stuck to the floor.”

What is normal?

If you have injured your arm or shoulder, you may not be able to use it as well until it is healed, or another illness like arthritis might cause the same symptom.

Masked Face

Have you been told that you have a serious, depressed or mad look on your face, even when you are not in a bad mood? This is often called facial masking. If so, you should ask your doctor about PD.

What is normal?

Some medicines can cause you to have the same type of serious or staring look, but you would go back to the way you were after you stopped the medication.

A Soft or Low Voice

Have other people told you that your voice is very soft or that you sound hoarse? If there has been a change in your voice you should see your doctor about whether it could be PD. Sometimes you might think other people are losing their hearing, when really you are speaking more softly.

What is normal?

A chest cold or other virus can cause your voice to sound different, but you should go back to sounding the same when you get over your cough or cold.

What can you do if you have PD?

It is possible to have a great quality of life with PD. It is essential to work with your doctor and follow recommended therapies in order to successfully treat symptoms.

  • Develop a plan with your doctor to stay healthy. This might include:
    • A referral to a neurologist, a doctor who specializes in the brain, or a Movement Disorder Specialist, a neurologist with additional training in PD
    • Care from an occupational therapist, physical therapist and/or speech therapist
    • Meeting with a medical social worker to talk about how Parkinson’s will affect your life
  • Start a regular exercise program to help manage symptoms and maintain well-being.
  • Talk with family and friends who can provide you with the support you need.

The Parkinson’s Foundation is here to help. Contact the Parkinson’s Foundation Helpline for answers to your questions in either English or Spanish. Staffed by Parkinson’s disease information specialists, the Helpline is free and here to support you — and your loved ones — in any way possible, including:

  • Current information about Parkinson’s
  • Emotional support
  • Referrals to health care professionals and community resources

A wide variety of free publications are also available. To order, call or email our Helpline: 1.800.4PD.INFO (1.800.473.4636) / Helpline@Parkinson.org.

Not ready to talk to someone about PD? Visit Parkinson.org for reliable information.

Podcasts

Episode 135: Feeling Nausea with Parkinson’s

People often view Parkinson’s disease (PD) in terms of its motor symptoms, including slow movements, tremors, and stiffness. Often, these symptoms can be controlled with levodopa or other dopaminergic drugs. But just as troubling or more so to the person with PD are the non-motor symptoms of nausea, constipation, low blood pressure, mood disturbances, sleep problems, and more. In this episode, we focus on feeling nausea with Parkinson’s disease in an interview with Andrew Feigin, MD, Professor of Neurology at New York University Langone Health and director of the Fresco Institute for Parkinson’s and Movement Disorders in New York City, a Parkinson’s Foundation Center of Excellence. He discusses the causes of nausea, both from PD itself and from medication, and what people can do to help lessen or prevent it.

Released: August 23, 2022

Podcasts

Episode 85: Importance of Early Detection of Swallowing Disturbances

Since swallowing involves a complex and coordinated sequence of muscular movements, it is not surprising that difficulties swallowing food or liquids are common in a movement disorder such as Parkinson’s disease (PD). They can cause problems from the inconvenient to troubling, dangerous, or life threatening. Drooling is uncomfortable and can result in social isolation. Not taking in enough food to get adequate calories and nutrients may cause hunger, malnutrition, weight loss, and frailty. Obstruction of the trachea (windpipe) or having food or liquid reach the lungs can be life threatening.

The medical term for impaired swallowing is dysphagia. Fortunately, much can be done to help people with dysphagia, starting with an evaluation by a speech-language pathologist (SLP). This medical professional will take a history, asking about the problem, when it occurs, and how severe it is. The SLP will do a physical examination related to swallowing and a video x-ray or will use an endoscopic camera to visualize the swallowing process while the person with PD consumes foods or liquids with different consistencies, following them from the mouth to the stomach.

Once the form and extent of the problem is determined, the SLP can recommend various techniques for the person to do, as well as recommend ways of preparing foods and liquids that may help alleviate problems. SLP Yael Manor, PhD of the Tel Aviv Medical Center in Israel, a Parkinson’s Foundation Center of Excellence, describes the extent of the problem of dysphagia among people with PD, how she evaluates problems, and ways to alleviate them.

Released: July 14, 2020

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Expert Briefing: Depression and PD

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Presenter

Dan Gold, DO
Assistant Professor of Neurology, Ophthalmology, Neurosurgery, Otolanryngology,
- Head and Neck Surgery, Emergency Medicine
The Johns Hopkins University School of Medicine

Fact Sheets

Disfunción gastrointestinal y urinaria en la enfermedad de Parkinson

A primera vista, la enfermedad de Parkinson (EP, o PD, por sus siglas en inglés) parece ser una afección muy limitada, caracterizada por problemas con el movimiento, tales como temblores, rigidez muscular y lentitud de movimiento. Entre estas características “no motoras” de la EP están las perturbaciones del sistema nervioso autónomo es decir, la parte del sistema nervioso que controla las funciones corporales “automáticas” tales como el ritmo cardíaco, la presión arterial, la sudoración, la función sexual y tanto la función gastrointestinal como la urinaria. Este artículo se enfocará en estos dos últimos trastornos, los cuales suelen estar entre los problemas más serios y complejos que afrontan las personas con EP.

La boca: problemas dentales y salivares

Dentro del cuerpo humano, el sistema gastrointestinal se extiende de “cabo a rabo”, comenzando en la boca y terminando en el ano. Las personas con Parkinson pueden experimentar problemas con la función gastrointestinal en alguno de estos dos extremos, y virtualmente en cualquier parte en el medio.

Comencemos por el principio. Existe la percepción general de que las personas con Parkinson son propensas a los problemas dentales debido a la dificultad que tienen para cepillarse los dientes, además del exceso de saliva y quizás una inclinación por los dulces. Sin embargo, los estudios por lo general no han confirmado esto. De hecho, en varios estudios llevados a cabo en Japón, los individuos con EP tuvieron menos caries, dientes faltantes o rellenos en las muelas que las personas con la misma edad que no tenían la enfermedad de Parkinson. Por otro lado, las personas con Parkinson pueden afrontar otras anomalías orales de naturaleza complicada, tales como una sensación de quemazón en el interior de la boca (observada en un 24 por ciento de los pacientes con EP en el estudio). El bruxismo, o rechinar de dientes, también puede presentarse y causar daños dentales o disfunción de la quijada.

El exceso de saliva en la boca, el cual a menudo causa babeo, ha sido reconocido como una característica de la EP desde que James Parkinson inicialmente describió el síndrome en 1817. Los estudios han mostrado que entre el 70 y el 80 por ciento de las personas con Parkinson experimentan este problema. Aunque no sea un síntoma peligroso ni ponga en riesgo la vida, algunas veces puede ser tan embarazoso en el contexto social que la persona se resiste a salir en público.

Este problema no se debe a un exceso de producción. Al contrario, la mayoría de las personas con Parkinson de hecho producen menos saliva de lo normal. El problema es que la EP reduce la frecuencia del tragado automático, y esto a su vez permite que la saliva se acumule en el interior de la boca y luego se escape cuando se abre la boca. El babeo puede ser controlado temporalmente masticando chicle o chupando caramelos duros, lo cual estimula la acción de tragar. Esto puede ayudar en situaciones sociales, pero no es viable como método constante para el control de la salivación.

Otro recurso puede ser tomar medicamentos para reducir la producción de saliva, pero estos pueden hacer que la saliva sea más espesa y “fibrosa”. Estos medicamentos (uno de los cuales es el trihexifenidilo) también pueden agravar los problemas en los intestinos y la vejiga, así como afectar la memoria. Utilizar gotas con atropina (generalmente son oculares), una gota encima o debajo de la lengua, una o dos veces al día, podría evitar estos efectos adversos y seguir siendo eficaz. Además, en casos severos, se ha visto que las inyecciones de toxina botulínica en las glándulas salivares reducen la producción de saliva y el babeo.

Disfagia

La dificultad para tragar o la disfagia, es un problema muy común en el Parkinson. Al menos un 50 por ciento (algunos estudios sugieren que hasta más del 80 por ciento) de las personas con EP experimentan dificultad para tragar, y un porcentaje aún mayor presenta anomalías en las radiografías de la acción de tragar.

La dificultad para tragar por lo general se debe a la falta de coordinación entre los múltiples músculos de la boca y la garganta que deben actuar en conjunto y con perfecta precisión para producir un tragado normal. Cuando los alimentos se quedan atascados en la boca, la persona podría tener que intentar varias veces antes de lograr tragar. Los músculos de la parte posterior de la garganta y del esófago también pueden perder coordinación, y las personas que tienen dificultad para tragar tendrán un mayor riesgo de que los alimentos o los líquidos se les queden atascados en la tráquea. De allí pueden pasar a los pulmones (lo que se llama aspiración), lo cual puede provocar neumonía.

Aunque el tratamiento para la disfagia puede ser difícil, los terapeutas del habla y la deglución (acción de tragar) pueden enseñar a los pacientes técnicas de tragado y a cambiar la consistencia de los alimentos que reducen el riesgo de una aspiración. Alguna mejora en la coordinación de los músculos de la deglución puede lograrse con ajustes en los medicamentos para la EP. Solo en casos muy raros es necesario colocar un tubo de alimentación.

Problemas estomacales

El enlentecimiento en la habilidad de vaciar el contenido del estómago, llamada gastroparesia, es otra posible complicación gastrointestinal de la EP. Esto puede producir una sensación de estar abotagado o inflado, lo que hace que la gente se sienta llena aunque haya comido muy poco. Algunas veces también se pueden desarrollar náuseas.

La lentitud del estómago en vaciarse también puede disminuir o demorar la eficacia de los medicamentos para la EP, especialmente de la levodopa, puesto que ésta se absorbe en el intestino delgado y no puede llegar a su destino si se queda atrapada en el estómago. El tratamiento para la gastroparesia en el Parkinson no ha sido ampliamente estudiado. La domperidona es un medicamento eficaz, pero desafortunadamente no se encuentra disponible en los Estados Unidos.

Los tratamientos que no utilizan el estómago, tales como los medicamentos transdérmicos, administrados a través de parches en la piel, podrían estar disponibles en un futuro próximo. Otro posible tratamiento en investigación involucra una forma de levodopa diseñada para ser administrada directamente en el intestino delgado por medio de un tubo de alimentación.

Disfunción intestinal

El problema gastrointestinal más ampliamente reconocido en la enfermedad de Parkinson es el trastorno de la motilidad del intestino, que puede causar en dos tipos de problemas. El mejor conocido es la disminución en la frecuencia de las evacuaciones o estreñimiento. La definición actual de estreñimiento es tener menos de tres evacuaciones a la semana. Se estima que el número de personas con EP que experimentan esta dificultad fluctúa entre el 20 y el 77 por ciento. La menor frecuencia en las evacuaciones se debe a la demora en el desplazamiento del material a través del colon, y hasta un 80 por ciento de las personas con Parkinson pueden experimentar este retraso en el tránsito por el colon.

Los tratamientos para el estreñimiento en la EP implican tomar medidas diseñadas para incrementar la motilidad colónica. La primera medida es aumentar el consumo tanto de líquidos como de fibra. Las recomendaciones actuales sugieren un consumo diario de fibra en el rango de 20 a 35 gramos, pero una persona promedio de Estados Unidos solo consume alrededor de 14 gramos. El consumo de fibra puede aumentarse por medio de la alimentación o con suplementos de fibra.

Si aumentar el consumo de líquidos y de fibra no tiene la eficacia adecuada, el próximo paso puede ser añadir un ablandador de heces. Si el problema todavía persiste, el médico podría sugerir un agente que atrae líquidos al colon, como la lactulosa. Si esto no ayuda con el problema, pueden emplearse dosis diarias de un agente limpiador del colon como el MiraLAX®. Si todo esto falla, sería necesario recurrir a los enemas, pero solo bajo supervisión médica. Necesitamos encontrar nuevos tratamientos que aumenten la velocidad del tránsito por el colon, y en este momento hay estudios en los que se investigan posibles agentes.

El otro tipo, menos reconocido, de trastorno intestinal en la enfermedad de Parkinson es la dificultad con la acción de defecar. Típicamente, este problema se manifiesta teniendo que hacer un esfuerzo inusual y con una evacuación incompleta. En los estudios de investigación, se ha demostrado que, de hecho, este problema es más frecuente que la disminución en la frecuencia de las evacuaciones. La dificultad con la acción de defecar se debe a la falla en los músculos del esfínter rectal para relajarse de manera coordinada cuando se intenta la evacuación quizás debido a un espasmo o distonía que afecta a dichos músculos.

Los medicamentos descritos anteriormente para acelerar el tránsito por el colon no tienen ninguna utilidad para corregir este problema y podrían teóricamente empeorar las cosas al empujar más materia fecal a la “puerta” que no quiere abrirse. No existe ningún tratamiento para este problema, aunque parece lógico mantener blandas las heces. Ha habido algunas sugerencias de que las inyecciones de apomorfina justo antes de intentar una evacuación pueden ser útiles, pero no se han llevado a cabo estudios sobre esta estrategia en particular. Las inyecciones de toxina botulínica en los músculos del esfínter también han sido exitosamente empleadas en un pequeño número de pacientes.

Dificultades en la vejiga o para orinar

Las dificultades en la vejiga o para orinar también son frecuentes en la EP. Antiguos estudios de investigación indicaban la presencia de problemas en la función urinaria en casi el 70 por ciento de los pacientes con EP. Sin embargo, estudios más recientes sugieren una frecuencia más modesta, del 27 al 39 por ciento. A pesar de la frecuencia de los problemas urinarios, la incontinencia urinaria es relativamente poco frecuente. Solamente cerca de un 15 por ciento de las personas desarrolla una incontinencia problemática.

A diferencia de la disfunción intestinal, la cual puede preceder (algunas veces por años) al desarrollo de problemas motores en las personas con EP, la disfunción urinaria típicamente no se hace evidente hasta llegar a etapas tardías de la enfermedad. La función primaria de la vejiga se divide en dos: almacenar orina a medida que se va produciendo y luego vaciarla cuando sea conveniente y socialmente aceptable hacerlo. Con la EP, los problemas pueden surgir en ambas áreas.

Los síntomas urinarios más frecuentes experimentados por las personas con Parkinson son primero, la necesidad de orinar con extremada frecuencia, y segundo, la dificultad para demorar la micción (acción de orinar) una vez que la necesidad es percibida, creando una sensación de necesidad imperiosa o urgencia de orinar. Estos síntomas suelen indicar una vejiga irritable o hiperactiva que envía señales al cerebro de que está llena y necesita vaciarse, cuando en realidad no lo está. Además de la frecuencia urinaria y la urgencia durante el día, los individuos con este problema también tienen que levantarse a orinar muchas veces durante la noche.

Los medicamentos que actúan bloqueando o reduciendo la hiperactividad de la vejiga pueden ser útiles para tratar este tipo de disfunción de la vejiga. Hay disponible una variedad de medicamentos para este fin, incluidos medicamentos antiguos como la oxibutinina y la tolterodina, y medicamentos más novedosos como la solifenacina y la darifenacina.

Los problemas para vaciar la vejiga son menos frecuentes, pero siguen siendo una característica problemática de la disfunción urinaria en el Parkinson. Esa dificultad se produce por la demora o dificultad para relajar los músculos del esfínter uretral, los cuales son necesarios para permitir que la vejiga se vacíe. Esto puede causar vacilación para iniciar la micción, dificultad en generar un chorro y vaciado incompleto de la vejiga. También se ha reportado la existencia de distonía del esfínter uretral.

Los medicamentos enunciados anteriormente no son muy útiles para este tipo de disfunción de la vejiga y de hecho podrían agravar la dificultad. Los medicamentos tales como el betanecol pueden ser útiles, pero a veces es necesario el auto cateterismo (colocación de una sonda urinaria por el paciente mismo) intermitente. Antes de iniciar estos, el médico debe cerciorarse de que algunos procesos no relacionados, como un agrandamiento de la próstata, no sean la raíz del problema.

En conclusión

Los problemas, tanto gastrointestinales como urinarios, son características frecuentes de la EP. La concientización sobre su existencia y el reconocimiento de su presencia son los primeros pasos necesarios para un manejo adecuado. Las personas con Parkinson no deben dudar en informar a sus médicos de estos problemas, especialmente ya que a menudo existen terapias eficaces para tratarlos.

Llame a nuestra línea de ayuda, 1-800-4PD-INFO (473-4636), para aprender más.

Fact Sheets

Dementia

Dementia refers to permanent memory and thinking changes that interfere with daily life and independence.

Signs of Dementia in Parkinson’s

  • Focus, memory, learning or problem-solving issues
  • Depression, irritability and anxiety
  • Delusions (thoughts not based in reality)
  • Argumentative, aggressive or agitated behavior
  • Trouble navigating familiar or unfamiliar places
  • Misinterpreting objects — especially with low light or vision issues
  • Hallucinations (tricks played by the brain involving perception)
  • Problems recalling or producing wordsDifficulty understanding complex sentences
  • Sleep disturbances

Thinking changes, also called cognitive changes, are common non-movement symptoms in Parkinson’s disease (PD). Cognitive changes can be mild. However, as PD and age advance, cognitive symptoms may develop into dementia, a more serious condition that interferes with everyday functioning and independence.Diagnosis of Parkinson’s-Related Dementia

There are two major types of PD-related dementias: Parkinson’s disease dementia (PDD) and dementia with Lewy bodies (DLB). Both are caused by protein clumps in the brain called Lewy bodies and share similar symptoms. PDD is diagnosed when serious cognitive symptoms develop years after movement symptoms. In DLB, significant cognitive symptoms or fluctuations appear early on, often alongside motor symptoms. When diagnosing dementia, a doctor will review symptoms, family and medical histories and medications, and may order laboratory imaging or neurocognitive tests. During this process, neurologists, neuropsychologists and psychiatrists are often consulted. Mood, sleep, medications and medical problems sometimes cause symptoms that can be confused with dementia. Dementia typically develops slowly. If there is a sudden cognitive change, the doctor will consider other causes, such as a urinary tract infection.

Treatment Strategies for Parkinson’s-Related Dementia

Therapies focus on improving symptoms and quality of life.

Medication Management

People experiencing PD-related dementia may benefit from medications used to treat Alzheimer’s symptoms such as rivastigmine, donepezil and galantamine. SSRIs, used for depression, can also be helpful. Atypical antipsychotics (clozapine, quetiapine and pimavanserin) may reduce hallucinations. Many PD and other medications can cause or worsen confusion and hallucinations and may need to be reduced or eliminated with a doctor’s guidance. These include certain dopamine-boosting medications — which help movement at lower doses but may worsen thinking problems at higher doses — and anticholinergic (acetylcholine-blocking) medications such as trihexyphenydil, sometimes used to treat tremor. Some bladder medications, older antidepressants and over-the counter drugs that contain diphenhydramine, such as Benadryl, can also impact cognition.

Non-Drug Approaches

In addition to medication management, there are many non-drug strategies to improve quality of life for people with dementia.

Cognitive training is an approach that uses repetitive, guided practice designed to strengthen thinking skills.

Behavior intervention involves establishing consistent routines around medication, sleep, meals and exercise. It also includes adjustments in the home and other surroundings to reduce discomfort, stress and confusion for the person with dementia. Adaptations can include decluttering living spaces, increasing light and providing a balance of quiet and active time.

Games, puzzles or other activities that emphasize the person with dementia’s strengths and interests may be more beneficial than forced memory games.

Social engagement is key to living well with dementia. Explore the resources available in your community or online, including dementia support groups, memory cafes and creative arts programs designed specifically for people living with dementia.

Tips: People With Dementia

  • Connect regularly with family, friends and others living with dementia.
  • Build movement and exercise into your daily routine.
  • Meet with an elder law attorney for help planning for the future.
  • Work with speech and occupational therapists to support your independence.
  • Talk to a social worker about where to turn for support.
  • Let others know what you need — whether it’s time to rest, less noise or help completing a task.

Tips: People Care Partners

  • Prioritize self-care to avoid burnout. Schedule consistent, regular breaks.
  • When talking with your loved one, use plain language, easy-to-answer questions, limit distractions and be patient.
  • Recognize what the person with dementia is experiencing and validate their feelings.
  • Discuss symptoms, medications, safety and other concerns with your care team.
  • Start now to explore resources, such as health aides, visiting nurses, rehab, respite and long-term care options.
  • Join a support group or talk to a counselor.

Support and education:

Parkinson’s Foundation Helpline: 1-800-473-4636

Alzheimer’s Association: alz.org; 1-800-272-3900

Lewy Body Dementia: Association: lbda.org; 1-800-539-9767

Home and community services:

Area Agencies on Aging: eldercare.acl.gov; 1-800-677-1116

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