Los problemas de vejiga (o urinarios) son frecuentes en la enfermedad de Parkinson (EP) y pueden afectar la calidad de vida. Los cambios relacionados con la EP suelen causar estos síntomas, así como otros problemas de salud frecuentes a raíz del envejecimiento o del parto. Con diagnósticos y tratamientos cuidadosos —que incluyen adaptar los hábitos diarios, ejercicios, medicamentos y, a veces, procedimientos—, muchos logran controlar los síntomas de forma eficaz con la ayuda de su equipo de atención médica.
La vejiga almacena la orina hasta que se llena. Normalmente, este proceso se da de forma automática y sin pensarlo mucho. Cuando llega el momento, el cerebro envía una señal a los músculos de la vejiga para que se contraigan y a los músculos del esfínter para que se relajen, permitiendo que salga la orina. Los músculos del esfínter actúan como una válvula para evitar que la orina salga en otras ocasiones. Cuando este sistema funciona bien, uno puede controlar cuándo orina.
Cómo afecta el Parkinson la vejiga
El Parkinson provoca la pérdida gradual de las células cerebrales que producen dopamina, una sustancia química que ayuda a controlar el movimiento y las funciones corporales automáticas, incluyendo el control de la vejiga. Conforme avanza el Parkinson, otros cambios químicos en el cerebro y el sistema nervioso —además de la dopamina— también pueden afectar la función de la vejiga.
Problemas de vejiga frecuentes en el Parkinson
Los problemas de vejiga en el Parkinson varían, pero a menudo incluyen urgencia, frecuencia y dificultad para vaciarla. Los tipos más frecuentes son:
En este caso, las personas experimentan una necesidad repentina y fuerte de ir al baño o tienen que orinar varias veces durante el día, o a veces experimentan ambas cosas. Esto ocurre porque los músculos de la vejiga se contraen con demasiada frecuencia o fuerza, incluso cuando la vejiga no está llena. Algunos desencadenantes son el ruido del agua corriendo, oír la descarga del inodoro o al tomar sus llaves para abrir la puerta. En algunos casos, puede haber un goteo de orina antes de llegar al baño.
Muchas personas con la EP se despiertan durante la noche. A veces, despiertan debido a una fuerte necesidad de ir al baño. Otras veces, despiertan por otro motivo y se dan cuenta de que necesitan orinar. La presión arterial diurna baja también puede aumentar la producción de orina nocturna.
En algunos casos, la persona puede no llegar al baño a tiempo, sobre todo si el efecto de la medicación para la EP ha desaparecido durante la noche. Esto puede aumentar el riesgo de caídas o accidentes.
Esto ocurre cuando los músculos de la vejiga no se contraen con la fuerza suficiente para vaciarla por completo. Esto puede hacer que se sienta llena, que el flujo de orina sea débil o que necesite orinar de nuevo poco después de ir al baño. También puede aumentar el riesgo de infecciones urinarias si la orina permanece demasiado tiempo en la vejiga.
Esto ocurre cuando hay goteo de orina durante actividades físicas que ejercen presión sobre la vejiga, como toser, reír, estornudar o levantar algo pesado. Puede ocurrir si los músculos del suelo pélvico son débiles o el esfínter no cierra completamente.
Aunque la incontinencia de esfuerzo no se debe directamente al Parkinson, puede afectar a las personas con la EP, especialmente a las mujeres que han tenido hijos o a las personas con músculos del suelo pélvico débiles. Los hombres también pueden experimentarlo después de una operación de próstata.
Cuando algo bloquea el flujo de orina, puede ser difícil empezar a orinar o vaciar completamente la vejiga. En los hombres, el agrandamiento de la próstata puede presionar la uretra. En las mujeres, la vagina puede desplazarse de su sitio (lo que se conoce como prolapso), a menudo debido a que se debilitan los músculos del suelo pélvico. Esto puede afectar la uretra y bloquear el flujo.
Cómo se diagnostican los problemas de vejiga
El diagnóstico de los problemas de vejiga en el Parkinson puede ser complicado, ya que los síntomas pueden deberse a más de una causa, como el envejecimiento, los efectos de la medicación, problemas de próstata o debilidad del suelo pélvico. Además, las personas suelen sentirse abrumadas o demasiado avergonzadas para tocar el tema con su médico. Sin embargo, es importante encontrar la causa, aprender acerca de las opciones de tratamiento y elegirlas con base en lo más importante para usted.
Quién puede ayudar con los problemas de vejiga
Su médico de atención primaria o su neurólogo suele ser la primera parada cuando aparecen síntomas relacionados con la vejiga. Puede:
Descartar problemas médicos frecuentes.
Revisar los medicamentos que pueden afectar la vejiga.
Ajustar la medicación para la EP si contribuyen los tiempos o los periodos en "off".
Recomendar a un especialista.
Otros profesionales que pueden ayudar son:
Urólogo: Expertos en problemas de las vías urinarias y la vejiga
Uroginecólogo: Especialistas en problemas de vejiga y suelo pélvico en la mujer
Fisioterapeuta de suelo pélvico: Ayuda a fortalecer los músculos del suelo pélvico para mejorar el control de la vejiga
Dietista: Ofrece orientación sobre nutrición, estrategias para una ingesta de fibra e hidratación suficientes para favorecer el funcionamiento de la vejiga y reducir el estreñimiento
Pasos para diagnosticar problemas de vejiga
Su equipo de atención médica trabajará con usted para comprender la causa de sus síntomas. Algunos pasos son de rutina, mientras que otros pueden utilizarse con base en sus necesidades:
Revisión del historial médico y de los medicamentos que pueden afectar la vejiga
Hablar de los síntomas
Examen físico
Detección de infecciones urinarias
Identificar el tipo de problema de vejiga (urgencia, frecuencia, incontinencia de esfuerzo, problemas para comenzar a orinar, o retener la orina)
Explorar factores relacionados, como:
Estreñimiento, que puede aumentar la presión sobre la vejiga
Agrandamiento de la próstata o prolapso uterovaginal, que puede bloquear el flujo de orina
Debilidad del suelo pélvico
Cambios hormonales en mujeres peri y postmenopáusicas
Hablar de los objetivos personales; por ejemplo, menos idas nocturnas al baño o menos accidentes
Prueba de la tos para detectar la incontinencia de esfuerzo, que puede suceder al toser, estornudar o hacer ejercicio
Pruebas urodinámicas (llenado lento de la vejiga a través de un pequeño tubo) para medir la capacidad de la vejiga para almacenar y vaciar la orina
Infecciones del tracto urinario
Las personas con la EP corren un mayor riesgo de tener infecciones del tracto urinario (ITU, o UTI, por sus siglas en inglés), especialmente si la vejiga no se vacía completamente. Aunque algunos síntomas de ITU son fáciles de reconocer, otros pueden ser más difíciles de detectar y a veces pueden confundirse con cambios en la EP. En los adultos mayores, la confusión o las alucinaciones pueden ser los únicos signos de infección.
Ardor o dolor al orinar
Ganas frecuentes de orinar
Orina turbia o maloliente
Dolor en el bajo vientre o en la espalda
Fiebre o escalofríos
Confusión repentina o cambios en el pensamiento, incluyendo alucinaciones, especialmente en adultos mayores
Antibióticos
Tratar los problemas de vejiga para prevenir futuras infecciones
El estradiol vaginal puede ayudar a reducir el riesgo de ITU en algunas mujeres
Si no se tratan, las infecciones urinarias pueden causar problemas graves como infecciones renales o confusión grave que a veces requieren atención hospitalaria. Si usted o su ser querido son hospitalizados con Parkinson, utilice la Guía de seguridad hospitalaria para abogar por la mejor atención posible.
Opciones de tratamiento para los problemas de vejiga
Muchos enfoques pueden ayudar a controlar los problemas de vejiga en el Parkinson. El tratamiento dependerá de sus síntomas y objetivos.
Limitar la cafeína, el alcohol y las bebidas gaseosas (irritan la vejiga).
Controlar el estreñimiento comiendo suficiente fibra, bebiendo agua y manteniéndose activo.
Programar idas regulares al baño para evitar situaciones de urgencia.
Elevar las piernas durante el día para reducir la micción nocturna.
Mantenerse hidratado durante el día y reducir los líquidos después de las 6 p.m.
Mantener un peso saludable.
Entrenamiento de la vejiga: Aumentar gradualmente el tiempo entre las idas al baño puede ayudar a entrenar la vejiga para que almacene más orina y reducir la urgencia.
Técnicas de control de los impulsos: La respiración profunda, la distracción o la contracción del suelo pélvico pueden ayudar a suprimir las ganas de orinar y evitar los goteos.
Ejercicios del suelo pélvico (Kegels): Fortalecer los músculos que sostienen la vejiga. Un fisioterapeuta especializado en el suelo pélvico puede enseñar formas eficaces de realizar los ejercicios de Kegel y utilizar la biorretroalimentación (sensores para controlar la activación muscular).
Pesario (para mujeres): Pequeño dispositivo que se coloca en la vagina para sostener la vejiga y ayudar en caso de prolapso o incontinencia de esfuerzo.
Considerar el horario de la medicación para abordar los periodos en "off" que afectan la función de la vejiga.
Monitorear síntomas como la urgencia y la frecuencia para ayudar a ajustar su tratamiento.
Trabajar con su médico especialista en la EP para buscar patrones y ajustar la medicación para mejorar el control de la vejiga.
Anticolinérgicos (como oxibutinina o tolterodina): Ayudan a calmar la vejiga hiperactiva, pero pueden causar confusión, boca seca o aumentar el riesgo de caídas, sobre todo en los adultos mayores.
Agonistas Beta-3 (como mirabegron o vibegron): Una nueva clase de medicamentos que ayuda a relajar el músculo de la vejiga y tiene menos efectos secundarios cognitivos (del pensamiento). Los efectos secundarios más frecuentes son dolores de cabeza y palpitaciones (sentir que el corazón se acelera). Mirabegron no está recomendado para personas con presión arterial alta que no esté bien controlada.
Tamsulosina (Flomax): Se utiliza a menudo en los hombres para relajar los músculos de la próstata y el cuello de la vejiga, mejorando el flujo de orina cuando hay una obstrucción relacionada con la próstata.
Inyecciones de botox: Procedimiento en el que se inyectan pequeñas cantidades de Botox en el músculo de la vejiga para reducir la hiperactividad. Esto puede mejorar la urgencia y los goteos. En algunas personas, puede causar dificultad para vaciar completamente la vejiga. Las inyecciones suelen repetirse cada 6 a 9 meses.
Neuromodulación: Tratamiento que utiliza un dispositivo para estimular suavemente los nervios que controlan la vejiga. Puede mejorar la comunicación entre el cerebro y la vejiga. Suele probarse primero con un dispositivo temporal antes de decidir su uso a largo plazo.
Cirugía para la incontinencia urinaria de esfuerzo:
Agentes de relleno, que se inyectan cerca de la uretra para ayudar a que permanezca cerrada.
Cabestrillos, que proporcionan un soporte adicional para la vejiga y la uretra; se utilizan habitualmente en mujeres.
Si se producen pérdidas de orina, estas estrategias pueden ayudarle a sentirse más cómodo y seguro:
Utilice protectores absorbentes o ropa interior desechable.
Tenga cerca un cómodo o un orinal de cama para usar por la noche.
Lleve ropa holgada o fácil de quitar.
Asegúrese de que los baños sean de fácil acceso y uso.
Limite los líquidos después de las 6 p.m. para reducir las fugas nocturnas de orina y las idas al baño.
Incontinencia intestinal en el Parkinson
Aunque es menos frecuente que los problemas de vejiga, algunas personas con la EP también experimentan incontinencia intestinal: pérdidas accidentales de heces.
¿Cuál es su causa?
Cambios musculares: El Parkinson puede debilitar los músculos que controlan los movimientos intestinales.
Estreñimiento: Las heces duras e impactadas pueden provocar la salida de heces más blandas alrededor de la obstrucción.
Problemas en la comunicación cerebro-intestinal: La EP puede afectar la capacidad del cerebro para percibir o controlar los movimientos intestinales.
¿Qué puede ayudar?
Controlar el estreñimiento: comer más fibra, beber mucha agua y mantenerse activo.
Terapia del suelo pélvico: un fisioterapeuta especializado en el suelo pélvico puede ayudar a mejorar la función y el control muscular.
Medicamentos: los ablandadores de heces o laxantes pueden ayudar a regular los movimientos intestinales.
Productos para la incontinencia: los protectores y las prendas diseñadas para las pérdidas de heces pueden ayudar a mantener la comodidad y la confianza.
Hable con su equipo de atención médica si tiene síntomas intestinales: existen opciones de apoyo y tratamiento.
Próximos pasos
Los síntomas de la vejiga pueden parecer privados, pero no está solo. Juntos, usted y su equipo de atención médica pueden encontrar estrategias que funcionen para usted. Controlar los síntomas de la vejiga es posible y muchas personas mejoran su calidad de vida con el apoyo adecuado.
Esta página es una traducción de la página de la Parkinson's Foundation Bladder Issues & Incontinence revisada en inglés por la Dra. Ankita Gupta, con maestría en Salud Pública, miembro del American College of Obstetricians and Gynecologists, directora asociada del programa de subespecialización, de la División de Medicina Pélvica Femenina y Cirugía Reconstructiva en la University of Louisville Health y el Dr. Abhimanyu Mahajan, con maestría en Ciencias de la Salud, neurólogo especialista en trastornos del movimiento en la University of Cincinnati. El Dr. Kevin Duque, investigador clínico en Neurología, División de Trastornos del Movimiento, en la University of Cincinnati, ha revisado la versión en español.