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Cómo detectar los cambios de visión en el Parkinson

Women wearing glasses

Nuestras percepciones sensoriales nos ayudan a navegar por el mundo. Los cambios en los sentidos, como la visión, a veces pueden progresar junto con la enfermedad de Parkinson (EP). En algunos casos, la reducción del sentido del olfato puede incluso preceder al diagnóstico de Parkinson por varios años. La identificación y el tratamiento de los cambios en la visión en una fase temprana pueden ayudar a continuar la independencia, así como a prevenir lesiones y caídas.

Este artículo está basado en Sights, Sounds and Parkinson's un webinar de la Parkinson's Foundation acerca de la EP y los cambios sensoriales, presentado por Ali Hamedani, MD, MHS, Profesor de Neurología, Divisiones de Neuro-Oftalmología y Trastornos del Movimiento, Perelman School of Medicine de la University of Pennsylvania, Centro de Excelencia de la Parkinson's Foundation y el sitio de inscripción para PD GENEration.

El Parkinson y la vista

La vista guía muchas de nuestras actividades cotidianas, como leer, enviar mensajes de texto o conducir. De hecho, alrededor de un 40% de nuestro cerebro está dedicado a la visión, lo que lo convierte en nuestro sentido más dominante.

Aunque los cambios en la visión forman parte del envejecimiento, el Parkinson también puede afectar a la vista. La Academia Americana de Oftalmología (American Academy of Ophthalmology) recomienda un examen de la vista completo cada uno o dos años después de los 65. Su oftalmólogo también puede remitirle a un neurooftalmólogo; es decir, un neurólogo u oftalmólogo con experiencia en el impacto de los problemas neurológicos en la visión.

Aunque cada persona experimenta el Parkinson de forma diferente, la enfermedad puede afectar a la visión de muchas maneras, la mayoría de las cuales son tratables. Aunque el ejercicio en general puede mejorar muchos síntomas del Parkinson, los músculos de los ojos generalmente no pueden fortalecerse mediante el ejercicio.

Cinco síntomas visuales comunes de las personas con Parkinson son:

  1. La resequedad ocular afecta a las personas con Parkinson debido a la disminución del parpadeo y a ciertos medicamentos para la EP como la amantadina. La afección puede ser incómoda, dolorosa y engañosa.

    Algunos pueden tener una sensación real de sequedad, mientras que otros experimentan una visión borrosa, un mayor deslumbramiento o sensibilidad a la luz. La resequedad ocular puede ir acompañada de dolor, escozor, picor o enrojecimiento. Para algunos puede sentirse como si tuvieran arena en los ojos. Otros pueden experimentar ojos llorosos por la resequedad.

    La resequedad ocular puede incluso ser asintomática. Algunas personas con Parkinson se enteran por su oftalmólogo de que tienen la enfermedad. Incluso los que no tienen síntomas deben tomárselo en serio. Si no se trata, la resequedad ocular puede dejar cicatrices en la capa externa del ojo. Para tratar la sequedad ocular, pruebe con gotas para los ojos o lágrimas artificiales sin conservantes y de venta libre. Evite cualquier cosa diseñada para reducir el enrojecimiento, ya que puede irritar o empeorar los ojos resecos.

    Las gotas nocturnas para ojos resecos son más espesas que las gotas diurnas, ya que nuestros ojos tienden a secarse durante el sueño. Utilice lágrimas artificiales de cuatro a seis veces al día. Si toma carbidopa/levodopa, pruebe a utilizar lágrimas artificiales a la hora de tomar su medicación. Si es necesario, el oftalmólogo puede recetar gotas o procedimientos para aumentar la lubricación.

    Aunque es bueno para todo el mundo, participar en un estilo de vida activo (moverse y mirar a su alrededor ejercicitarse e interactuar con la gente) también estimula el parpadeo. Tenga cuidado con el exceso de televisión o de tiempo frente a la pantalla, que puede empeorar la resequedad ocular.

    La blefaritis, inflamación de los párpados debido a grasa y bacterias, puede preceder o acompañar a la sequedad ocular. Utilice compresas calientes para aliviar la irritación. Empape un paño limpio en agua caliente y colóquelo sobre los párpados cerrados durante 5 o 10 minutos para aflojar la grasa y limpiar la zona.

  2. La visión doble, ver dos del mismo objeto (algo que experimentan hasta 30% de las personas que viven con Parkinson) puede ocurrir debido a:
    1. un problema ocular como ojos resecos, cataratas o la necesidad de gafas.
    2. Ojos individualmente sanos que apuntan en direcciones ligeramente diferentes.
  3. Insuficiencia de convergencia: la visión doble al enfocar objetos cercanos, como al leer un libro, puede surgir o empeorar tras la estimulación cerebral profunda (ECP o DBS por sus siglas en inglés).

    Un tipo especial de lente, llamado prisma, puede ayudar a resolver la visión doble. Llevar un parche en el ojo cuando sea necesario también puede ayudar.

    La lectura, una tarea compleja y exigente, requiere de una visión clara. Cualquier cosa que afecte a la visión, incluida la resequedad ocular o la visión doble, repercute en la capacidad de lectura.

    Una persona con Parkinson puede beneficiarse de tener gafas pare ver de lejos y de cerca separadas, en lugar de lentes bifocales o progresivos, que limitan la cantidad de espacio por donde se puede mirar para leer. Las personas con la EP tienen dificultades para generar movimientos oculares rápidos y precisos en espacios pequeños.

  4. La percepción de la profundidad, entender dónde están las cosas en el espacio, puede ser otro de los retos visuales más comunes de la EP. Cada uno de nuestros ojos sólo ve una imagen en dos dimensiones. Nuestro cerebro combina esas imágenes para producir un mapa tridimensional del espacio que nos rodea.

    La dificultad en la percepción de la profundidad puede surgir si un ojo está dañado, ya sea por una catarata, por la necesidad de gafas o por alguna otra cosa. La visión doble también puede impedir la percepción de la profundidad. Los problemas de percepción de la profundidad pueden desencadenar bloqueos, un fenómeno del Parkinson que se siente como si los pies estuvieran temporalmente pegados al suelo. Esto suele ocurrir en espacios estrechos, como puertas o pasillos.

    Los problemas de percepción de la profundidad también se encuentran entre los síntomas visuales relacionados con el Parkinson que pueden afectar el conducir. Las personas con Parkinson suelen tener que dejar de conducir en algún momento, pero normalmente no se debe únicamente a los problemas de visión. Los problemas de coordinación, el retraso en el tiempo de reacción y las deficiencias cognitivas pueden contribuir a la necesidad de retirar el permiso de conducir.

    Los problemas de percepción de la profundidad no son algo que pueda solucionarse fácilmente ni con medicamentos ni con gafas. Su manejo incluye una buena iluminación (esencial para las visitas nocturnas al baño) y señales visuales, como un dispositivo láser portátil que ilumina una línea para que pueda seguirla.

  5. Las alucinaciones visuales, ver cosas que no existen, son algo que experimentarán aproximadamente la mitad de las personas que viven con Parkinson durante su recorrido. Estas y otros tipos de alucinaciones relacionadas con la EP pueden empeorar con ciertos medicamentos.

    Las investigaciones apuntan a la reducción de la función visual como un posible factor de riesgo de alucinación. Existe un equilibrio constante en el cerebro entre la estimulación visual externa e interna. El desequilibrio entre la información visual procedente del mundo exterior y la información almacenada en el cerebro, como las imágenes de recuerdos o sueños anteriores, puede provocar alucinaciones.

    Las alucinaciones pueden incluir la ilusión de una presencia o movimiento en la visión periférica o la sensación de una sombra breve o una forma que pasa, como un animal o un niño. Las alucinaciones visuales también pueden ser angustiosas. Es importante informar de las alucinaciones, incluso las más leves, a su médico de Parkinson, que podría ajustar la medicación para la EP y ofrecer un tratamiento específico.

La EP y otros cambios sensoriales

Aunque es raro, el cierre involuntario de los ojos (o apraxia de apertura de los párpados) también puede afectar a algunas personas con Parkinson. El uso de una cinta alrededor de la frente puede ayudar a mantener los ojos abiertos, al igual que el uso de "gogles" o gafas de protección Su neurólogo también podría considerar la posibilidad de ajustar sus meditaciones. El blefaroespasmo (apretamiento y cierre involuntario de los ojos) puede tratarse con inyecciones regulares de toxina botulínica (Botox®).

Aunque se ha estudiado menos que las dificultades de la visión, algunas investigaciones sugieren que las personas que viven con Parkinson pueden experimentar una reducción de la audición, en comparación con las personas sin EP. Esto puede incluir la dificultad para saber de dónde vienen los sonidos, como la dirección de un coche que se acerca. Los audífonos o dispositivos de ayuda auditiva pueden ayudar.

La EP también puede afectar al sentido del olfato. El gusto y el olfato están relacionados. Una disminución del sentido del olfato puede conducir a una reducción del apetito. Asegúrese de llevar una dieta nutritiva y equilibrada, algo clave para mantener una buena salud con el Parkinson.

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